martes, 28 de enero de 2014

CANCIÓN DEL SUR, por María Miguez Lopez


CANCIÓN DEL SUR, EL FILM FANTASMA DE LA DISNEY

Un 12 de noviembre de hace 55 años, la ciudad de Atlanta se preparaba para acoger el estreno de Canción del Sur (Song of the South, 1946), película Walt Disney que llegaba tras unos años, los de la II Guerra Mundial, en los que la factoría había estado de capa caída y sólo había realizado films propagandísticos. Pero lejos de celebrar la efemérides, en la compañía se trabaja no para promocionar este título, sino para hacérselo olvidar a aquellos (cada vez menos) que lo tienen aún presente. Porque Canción del Sur es la única película del estudio tácitamente prohibida, nunca comercializada en VHS en los Estados Unidos y no editada en DVD en ningún país a causa de su supuesto racismo.
Canción del Sur en la disneysiana
Canción del Sur, que cuenta la relación personal de un niño, hijo del dueño de una plantación, con un trabajador negro, gran narrador de historias; no es una película cualquiera en la trayectoria de la compañía. Por un lado, a pesar de que sólo dejó unos beneficios de 226.000 dólares (había costado 2.125.000, suma elevada para la época), fue un éxito importante tras fracasos como los de Fantasía (Fantasia, 1940) o Pinocho (Pinocchio, 1940). Además, el film estuvo nominado a tres Oscar en la ceremonia de 1948 y se alzó con dos de ellos (mejor canción para Zip-A-Dee-Do-Dah y otro especial para James Baskett, actor protagonista), tras unos años en los que las vitrinas del estudio no habían visto entrar muchos galardones. Además, después de un período en el que la crítica le había dado la espalda, la animación de este título (que supone alrededor de un tercio) fue alabada, a pesar de haber sido hecha con medios precarios en relación a lo que había sido antaño la técnica de la Disney.
A finales de 1939, los derechos de las Historias del tío Remus en las que el film se basa fueron adquiridos por Disney al precio de 10.000 dólares. La entrada de los Estados Unidos en la II Guerra Mundial obligó a posponer el film y no sería hasta junio de 1944 cuando se volvería a retomar el proyecto. El estudio contrató a Dalton Reymond, escritor sureño, para que empezase a escribir el guión. Como asistente de Reymond, se incorporó Maurice Rapf, director de estudios fílmicos y profesor adjunto en Dartmouth.
Cuando este leyó lo que había escrito Reymond, encontró un gran número de clichés racistas. Uno de los que más le llamó la atención era que negro estaba escrito con minúscula, cuando en inglés lo correcto es escribirlo con mayúscula. Rapf introdujo cambios en el texto pero los roces con el guionista principal lo apartaron del proyecto y Morton Grant, escritor progresista, fue asignado para esa tarea. Los tres aparecen en los créditos, aunque Rapf no tardó en mostrar su disconformidad. Años después declararía que algunos films no deberían haberse hecho nunca y Canción del Sur “es uno de ellos”1.
Con el guión acabado, el estudio lo hizo oficial: el 10 de julio de 1944 se anunció que Disney estaba preparando una nueva película, Song of the South. El rodaje se inició en Phoenix en diciembre de ese año, con Harve Foster como director de la acción real y Wilfred Jackson a cargo de la animación, y en junio de 1946, el film estaba finalizado. El estreno se programó para el 12 de noviembre en el teatro Loew’s Grand de Atlanta y supuso todo un acontecimiento, como no se había vivido otro en la ciudad desde el estreno de Lo que el viento se llevó (Gone with the Wind, 1939).
El film parte de las historias de Joel Chandler Harris.
A pesar del mencionado éxito de taquilla que supuso, no obtuvo así el beneplácito de la mayor parte de la crítica. En The New York Times, Bosley Crowther escribió que la relación amistosa y cariñosa entre amos y esclavos le hacía pensar que, para Walt Disney, “Abe Lincoln había cometido un error”. Por su parte, el columnista y productor Billy Rose acusó a Disney de haberse transformado en Disney S.A., probablemente porque alguien le había cantado no la del sur, sino la “canción de los grandes negocios”. Según Time, el tío Remus “estaba en los límites de enfurecer a todos los negros educados y a un bueno número de yanquis”, y para el Daily News de Los Ángeles, el film era una mezcla de la feliz vida de los esclavos negros contrapuesta a las penurias y dificultades blancas.
En el sur, los comentarios negativos casi no tuvieron eco. La mayoría de reseñas en Georgia fueron positivas y los periódicos más conservadores la alabaron. En las cabeceras que recogieron las protestas, las calificaron de exageradas e hipersensibles. La respuesta de la Disney fue también contundente: el film no reflejaba el esclavismo, pues se situaba después de la Guerra Civil, y su única intención era representar el folclore americano pasando las historias de Remus la imágenes.
La película conseguiría nuevamente gran éxito en un reestreno con motivo de sus diez años, en 1956. No sería hasta los 60, con el movimiento por los derechos civiles en su apogeo, que los films “menos sensibles” fueron puestos en el punto de mira.
Siempre con la opinión del público en mente y sin Walter al frente, en febrero de 1970, la Disney anunció que la película quedaba retirada porque ya no era “apropiada para el público”, mas el film volvió a los cines en 1972. ¿Por qué se retractaron? Quizás debido a un cambio en la actitud de la población negra que, tras protestas vehementes, poco a poco fue mostrando mayor tolerancia ante los hechos, innegables, de los que habían sido víctimas a lo largo de la historia.
Las nuevas generaciones tuvieron la oportunidad de ver Canción en 1980 y 1986, su último encuentro con el público antes de ser retirada indefinidamente. En los Estados Unidos es, como dijimos, el único film disneysiano jamás editado en VHS ni tampoco en DVD (formato en el que no se comercializó en ningún país del mundo, si bien en VHS sí que se vendió en diversos lugares, España entre ellos).
Millares de personas vienen reclamando a lo largo de los años una edición en DVD (ahora en BluRay) de este título, que encabezó en muchas ocasiones la lista de los más demandados en Amazon. Pero las probabilidades de que esto suceda parecen remotas: en la reunión de accionistas del año 2010, por quinto consecutivo, le preguntaron a Robert Iger (presidente y director ejecutivo de la compañía) al respeto, siendo su respuesta categórica: no tienen intención de editarla al considerarla una película anticuada y, en ciertas partes, ofensiva.
Las causas de la polémica
¿Y qué es, según la factoría que la tiene prohibida, Canción del Sur? La biblia disneysiana, la Official Disney Encyclopedia de Dave Smith, la define como una película de acción real sobre un niño que aprende lo que es la vida a través de las historias del tío Remus, todas ellas animadas.
Libremente inspirado en los libros de Joel Chandler Harris, este es, precisamente, uno de los aspectos más polémicos del film. Este celebre autor estadounidense, nacido en Eatonton (Georgia) el 9 de diciembre de 1848, empezó a trabajar a los dieciséis años en el periódico The Countryman y se mudó a vivir a la plantación que el dueño, Joseph Addison Turner, poseía. Allí Harris conoció a muchos esclavos negros y pronto comenzó a desarrollar un gran interés en oír las historias que contaban. Escuchó muchas de las aventuras de Brer Rabbit, Brer Fox, Brer Bear y Brer Wolf, fábulas en apariencia simples que eran, en realidad, subversivas metáforas sobre cómo hacer más llevadero el día a día y representativas del sueño de liberación del yugo blanco. En ellas el conejo, pequeño y débil, burla y a vence sus enemigos, más fuertes pero menos inteligentes.
La adaptación oculta la crudeza de Brer Rabbit en el texto orixinal.
A partir de ellas, la Disney hizo lo que Rosario Piqueras, estudiosa de la obra del autor americano, califica de “distorsión del propósito de Harris”2. Ésta afecta, principalmente, al carácter del tío Remus. Mientras que el literario es orgulloso, tiene cierto poder en la plantación y siempre intenta salirse con la suya, el fílmico obedece sin rechistar las órdenes de la ama. En los libros, su autoridad sobre el niño está a veces por encima de la paterna, a la que incluso cuestiona. Otro punto que marca la diferencia es la dulcificación de Brer Rabbit: elimina la crudeza del conejo, que no tiene piedad con sus enemigos, y también las dramáticas situaciones que vive, representativas del sometimiento negro.
Para Bruce Bickley, los problemas principales del film son que Disney hace un lavado de las historias y que la figura de Remus no es ni de lejos tan compleja como lo es en las obras de Harris. Y si la profundidad de Remus se pierde, el valor y significado subversivo de las fábulas también, pues en la película el viejo las cuenta casi a modo de entretenimiento. Los cuentos que plasma Harris, en contraposición a los animados por Disney, son instructivos. Brer Rabbit es un mito para la población negra: el de la resistencia del esclavo ante la supremacía blanca, para lo cual el lema de vida es resistencia, revolución y supervivencia. Su vertiente más cruel y despiadada deriva del miedo al hambre, al sometimiento y a la muerte, no teniendo reparos en emplear, en su aspecto más drástico y sanguinario, la ley blanca que durante tanto tiempo le fue infligida.
Análisis de la película
Dejando a un lado los derivados de la adaptación, la lista de los puntos controvertidos es también extensa. Uno de los más comentados es la no concreción del momento histórico en el que Canción se desarrolla. Ignorando los consejos de poner de manifiesto este dato, el film se estrenó dejando al libre albedrío de cada quien el situarla en la línea cronológica americana3. La gran mayoría no dudó en incluirla en la época del esclavismo por la actitud de los negros ante los dueños.
Para Susan Miller y Greg Rode, los negros son esclavos presentados de forma menos obvia: tienen un “estatus indeterminado” que puede llevar a calificarlos, en última instancia, como “campistas felices”4. El argumento que más veces se ha contrapuesto a estas acusaciones es que no son esclavos porque actúan libremente (Remus marcha a la ciudad). Que sean esclavos o libres, qué duda cabe, marca una diferencia significativa, pero sigue sin ser un argumento válido pues, tras la Guerra de Secesión, la vida para los negros no era ni mucho menos tan feliz como se muestra aquí.
Tras este, el punto más comprometido es la representación de los personajes negros: por su actitud servil, caracterización unidimensional y debido al dialecto en el que hablan. La forma de expresarse y el acento que emplean, expone James Snead, no se parece ni remotamente al plasmado en la obra de Harris, lo cual resulta insultante, teniendo en cuenta el esfuerzo y la importancia dada por el escritor a reproducir fielmente el habla afroamericana.
Además, los negros están representados de forma plana, sin profundidad y de manera estereotípico. Remus, narrador y personaje principal de la historia, no presenta ningún arco de evolución. En la misma línea, Hollis Henry dice sobre los afroamericanos de este film que solo tienen como ambición dar servicio a los blancos, física y emocionalmente. Henry no puede evitar preguntarse cómo reaccionaría la gente si, en vez de esta película, les hubiesen puesto una de un judío que vive feliz en la Alemania nazi, donde le relata cuentos al nieto del dueño de la fábrica de municiones en la que trabaja, a la que acude, cantando, con una estrella de David en el abrigo.
Los personajes de Hattie McDaniel y Donald Bogle reproducen los estereotipos del negro en el cine clásico.
Por esto, aunque Canción del Sur es una de las primeras películas en las que un negro es protagonista y narrador -todo un hito-, poco ayudó a la evolución de los afroamericanos en la pantalla grande. Tanto el personaje de Baskett como el de Hattie McDaniel se encuadran en la clasificación que Donald Bogle hace de los estereotipos negros en el cine. Él los divide en “Toms”, “coons” (bufones), “mulatos” (con un destino generalmente trágico), “mammies” y “bucks” (bárbaros y brutales, con una sexualidad latente que pone en peligro a las mujeres blancas).
Los Toms, como el Remus de Canción, son sumisos, amables y siempre al servicio de los amos. Aunque el viejo esclavo encaja en esta descripción, Bogle tiene para él una categoría propia: dice que “el Remus” es una modalidad de “coon”: inofensivo y cordial, primo carnal del Tom (del que se distingue por su filosofía cómica e ingenua), es utilizado para indicar la satisfacción del hombre negro con el sistema en el que vive.
Por otro lado, el uso de los cánticos, que transmite la felicidad de los negros, es igualmente reprobable. De las cuatro secuencias en las que cantan, es la última, en la que lo hacen por la recuperación del niño, la más duramente atacada y que no pocos encuentran bochornosa. Richard Schickel es uno de ellos, y se refiere a ella como “un final en el que los negritos se juntan para que el niño de la ama se cure, una escena enfermiza tanto por el sentimiento de condescendencia racial como por su sentimentalismo”5.
Por último, no se puede cerrar el repaso de los puntos controvertidos sin hablar del “tar baby”, un muñeco de brea con el que el zorro y el oso atrapan a Brer Rabbit. De color completamente negro y con connotaciones negativas -el conejo queda pegado a él y no es capaz de desprenderse- esta expresión fue considerada, durante mucho tiempo, un sinónimo despectivo de negro, y aún en la actualidad está mal visto usarla.
¿Racismo intencionado?
A pesar de todo lo visto, lo cierto es que analizando el contexto de producción del film, no parece que Disney hubiese pretendido hacer la alabanza del esclavismo de la que se le acusa. Él buscaba, tras una etapa dura, su película familiar, sin ver más allá, quizás no tanto por su racismo sino por la insensibilidad racial que, por otra parte, imperaba en la época. Si estuviera vivo hoy en día es muy probable que Canción del Sur estuviese en DVD, pues si por algo se caracterizaba era por defender ferozmente aquello en lo que creía, y Disney creyó, y mucho, en esta película.
Sin embargo, otra cosa fue el devenir de ésta tras su muerte. Michael Eisner primero y Robert Iger ahora no parecen dispuestos a poner en peligro el más valioso de sus activos: la confianza del público. Tal y como explican Bell, Haas y Sells, “cuestionar los intereses políticos en los entramados, las audiencias y los films de Disney es un terreno crítico: instituciones legales, teorías fílmicas, críticos culturales y un público leal; todos salvaguardan las fronteras de los films de Disney cómo “fuera de los límites” para la empresa crítica”6.
Así, las opciones de tenerla en formato doméstico pasan porque, como ya se hizo con las delicadas películas propagandísticas producidas durante la II Guerra Mundial-rompecabezas durante años-, se haga una edición en la que la contextualización sería exhaustiva. Pasó a la historia el VHS y la cuenta atrás para el DVD ya está avanza. ¿Será el BluRay el formato que ponga esta película a la disposición del público? Si los que mueven los hilos no cambian de idea, solo quedará esperar al año 2041 para que venzan los derechos.


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